14 agosto, 2009

R.M. RILKE, qué y cómo escriben los poetas en prosa




El Castillo de Duino, cerca de Trieste.





Rainer Maria Rilke (1875-1926) Nació en Praga cuando la ciudad formaba parte del Imperio Austro-Húngaro y murió en Suiza, cuando el Imperio ya no existía y él no era ya ciudadano austriaco sino checo.Es uno de los grandes poetas en lengua alemana. En su obra poética destacan las Elegías de Duino, Réquiem, dedicado a la muerte de su amiga la pintora Paula Modersohn-Becker,los Sonetos a Orfeo...,y en su obra en prosa Cartas a un joven poeta, Cartas sobre Cézanne,Los apuntes de Malte Laurids Brigge y El testamento,nombre puesto por él en 1921 a una recopilación de apuntes, anotaciones íntimas y borradores de cartas escritos desde 1914, en una etapa de dificultades y crisis creativa que le hacen temer no poder llevar a cabo la obra proyectada y en la que trabajaba con pasión, las Elegías de Duino que terminó finalmente en 1922.



Vivió un apasionado amor con Lou Andreas-Salomé, la amiga de Nietzche y la amistad sobrevivió a la ruptura y siempre fueron confidentes; estuvo enamorado de la pintora Paula Becker,(a la que dedica Requiem cuando muere a los treinta años) pero se casó con su amiga la escultora Clara Westhoff,y aunque vivieron separados, a través de Cartas a Cézanne, se advierte la cálida complicidad que les unía. Admiró a Cézanne, comprendiendo profundamente la fusión entre vida y obra del maestro de Aix y fue secretario de Rodin durante un año.Vivió en París, viajó, pasó una larga temporada en el Castillo de Duino de su amiga y protectora la condesa Thurn und Taxis (un paraje único -desde que amanece como se ve en la fotografía-) y que, en su interior guarda una asombrosa escalera helicoidal de Palladio,-o atribuída a él, que construyó obras grandiosas en la vecina Venecia, etc, etc

Los apuntes de Malte Laurids Brigge es un libro de difícil clasificación. Se le suele llamar novela;narraría las experiencias del joven Malte en París, pero tiene mucho  directamente autobiográfico, sobre todo en la plasmación de las vivencias e ideas estéticas de Rilke; la escritura es pura poesía en prosa, pero nada más lejos de lo que suele llamarse prosa poética.Le escribió durante su estancia en París y se publicó en 1910. Algunos fragmentos:



"No puedo dormir sin la ventana abierta. Los tranvías ruedan estrepitosamente a través de mi habitación. Los autos pasan por encima de mí. Suena una puerta. En algún sitio cae un vidrio chasqueando. Oigo la risa de los trozos grandes de cristal y la leve risilla de las esquirlas. Después, de pronto, un ruido sordo, ahogado, al otro lado, en el interior de la casa. Alguien sube la escalera. Se acerca, se acerca sin detenerse. Está ahí mucho tiempo. Otra vez la calle. Una chica grita: "Ah! tais toi, je ne veux plus!" [...]

"Aprendo a ver. No sé por qué, todo penetra en mí más profundamente, y no permanece donde, hasta ahora, todo terminaba siempre. Tengo un interior que ignoraba. Así es desde ahora. No sé qué pasa".[...]

"¿Lo he dicho ya? aprendo a ver. Sí, comienzo. Todavía va esto mal. Pero quiero emplear mi tiempo.
Sueño por ejemplo, que todavía no había tenido conciencia del número de rostros que hay. Hay mucha gente, pero más rostros aún, pues cada uno tiene varios. Hay gentes que llevan un rostro durante años. Naturalmente, se aja, se ensucia, brilla, se arruga, se ensancha como los guantes que han sido llevados durante un viaje. [...]Otras gentes cambian de rostro con una inquietante rapidez. Se prueban uno después de otro, y los gastan."[...]
"Hoy hemos tenido una hermosa mañana otoñal. Atravesé las Tullerías. Todo lo situado al este delante del sol, deslumbraba. La parte iluminada estaba recubierta de una niebla, como con una cortina gris luminosa. Gris sobre el gris, las estatuas se soleaban en los jardines aún no desvelados. Algunas flores aisladas se levantaban en los largos arriates y decían: Rojo, con voz temerosa."[...]

"Creo que debería empezar a trabajar un poco, ahora que aprendo a ver. Tengo veintiocho años,y, por decirlo así,no me ha sucedido nada. Rectifiquemos: he escrito un estudio sobre Carpaccio, que es malo, un drama titulado Matrimonio que quiere demostrar una tesis falsa por medios equívocos y versos. Sí, pero ¡los versos significan tan poco cuando se han escrito joven!Se debería esperar y saquear toda una vida, a ser posible una larga vida, y después, por fin,más tarde, quizá se sabrían escribir las diez líneas que serían buenas. Pues los versos no son como creen algunos, sentimientos (se tienen siempre demasiado pronto), son experiencias. Para escribir un sólo verso es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas; hace falta conocer a los animales, hay que sentir cómo vuelan los pájaros y saber qué movimiento hacen las florecitas al abrirse por la mañana.Es necesario poder pensar en caminos de regiones desconocidas, en encuentros inesperados, en despedidas que hacía tiempo se veían llegar; en días de infancia cuyo misterio no está aún aclarado; en los padres a los que se mortificaba cuando traían una alegría que no se comprendía (era una alegría para otro); en enfermedades de infancia que comienzan tan singularmente, con tan profundas y graves transformaciones; en días pasados en las habitaciones tranquilas y recogidas, en mañanas al borde del mar, en la mar misma, en mares, en noches de viaje que temblaban muy alto y volaban con todas las estrellas -y no es suficiente incluso saber pensar en todo esto-.Es necesario tener recuerdos de muchas noches de amor, en las que ninguna se parece a la otra, de gritos de parturientas, y de leves, blancas, durmientes paridas, que se cierran. Es necesario aún haber estado al lado de los moribundos, haber permanecido sentado junto a los muertos, en la habitación, con la ventana abierta y los ruidos que vienen a golpes. Y tampoco basta tener recuerdos. Es necesario saber olvidarlos cuando son muchos, y hay que tener la paciencia de esperar que vuelvan. Pues, los recuerdos mismos, no son aún esto. Hasta que no se convierten en nosotros, sangre, mirada ,gesto, cuando ya no tienen nombre y no se les distingue de nosotros mismos, hasta entonces no puede suceder que en una hora muy rara, del centro de ellos se eleve la primera palabra de un verso."[...]


RILKE,R.M.:Los apuntes de Malte Laurids Brigge. Alianza Editorial.

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